Confabulario
Señales del fin
Érase una vez
Cuando estamos a punto de coronar la cuesta de enero y desde hace ya 44 años, llega a nuestras agendas la Feria Internacional de Turismo de Madrid, la segunda feria del sector más importante del mundo, una cita ineludible para quienes trabajan en una actividad fundamental para la economía española, pero también para presidentes autonómicos, alcaldes, concejales, diputados, cantantes, actores, periodistas, restauradores y demás fauna. Nadie que se precie en el mundo del turismo está ausente de esa cita, muchas veces criticada, por aquello de que cada provincia y ciudad presenten sus encantos en Madrid, a los mismos actores con los que conviven cada día en su tierra.Críticas conceptuales aparte, sorprende extraordinariamente la ausencia en la presente edición de Fitur, de una herramienta fundamental para el desarrollo turístico de Granada, como es el Palacio de Congresos, que a pesar de seguir inmerso en una indefinición administrativa que ya dura demasiado, sigue siendo uno de nuestros buques insignia, más aún después del papel desarrollado en la exitosa cumbre europea, en la que albergó, con nota de sobresaliente, a dignatarios y medios de comunicación de más de una veintena de países.Resulta sumamente extraño, que en una cita en la que está presente hasta el vocal de turismo de mi comunidad de vecinos, no haya hecho acto de presencia el Palacio de Congresos, ni hayamos tenido noticias de una agenda propia de este equipamiento, en un foro donde se encuentran los principales emisores, de los que en gran medida depende el destino de los congresos mundiales.Lo del Palacio empieza a ser un caso digno de IV Milenio. Un año después de que un inversor privado, adquiriera a RCK su participación del 50% de la parte privada del consorcio, las administraciones que conforman el otro 50%, aún no han dado entrada en el mismo a dicha empresa, con lo que ello supone de paralización de inversiones y proyectos fundamentales para el desarrollo futuro del Palacio. Primero fueron las dudas sobre su solvencia económica, lo que saldó con una ampliación de capital de un millón y medio de euros para disiparlas y después una larga serie de excusas que llegaron hasta la reunión del jueves de la semana pasada cuando se volvió a negar la entrada a Nialca Congress, por un “problema administrativo” en la adquisición de las participaciones.No sobran inversores en esta tierra con capacidad económica suficiente y voluntad de implicarse en proyectos tan inciertos como el del Palacio de Congresos, como para marearles con tanto “problema administrativo”, porque si al final se hartan y se van con sus euros a otra parte, nos lo habremos ganado a pulso.
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